En México, IRI Ayuda a Combatir la Enfermedad de la Corrupción

  • Norma Ruiz, Francisco Lage, Mercedes García

Desde hace varias décadas México padece la terrible enfermedad de la corrupción y en años recientes sus síntomas han empeorado.

Actualmente, México es considerado el país más corrupto de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico). Dato que no resulta sorprendente tomando en cuenta que en los últimos años 8 exgobernadores han sido acusados de corrupción. El desvío de fondos públicos realizado por estos ex-funcionarios suma una deuda por 186,535 millones de pesos mexicanos, equivalente a 69 veces lo asignado al Programa para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (PRONAPRED) en 2015.

Como respuesta a esta agonizante situación y ante el gran número de escándalos de corrupción de funcionarios que inundaron los medios de comunicación; los mexicanos comenzaron a levantar la voz para ponerle fin a la corrupción. Un símbolo más emblemático de este proceso fue la Ley 3de3. Una iniciativa ciudadana que a principios de 2015 logró canalizar la energía de más de 634 mil ciudadanos para impulsar la transparencia y exigir la máxima publicidad en las declaraciones patrimonial, de interés y fiscal de los funcionarios públicos. Esta iniciativa, demostró que la frustración de muchos ciudadanos puede transformarse positivamente en propuestas que impulsen al gobierno a realizar acciones para combatir la corrupción.

La Ley 3de3 es una clara muestra de que la corrupción es una enfermedad que se cura con más participación ciudadana. Por ello, en México IRI trabaja en programas que impulsen la colaboración entre sociedad civil y autoridades para construir un México con más transparencia, menos corrupción y más justicia.

A través de sus programas de  Anticorrupción y Gobierno Abierto, IRI trabaja junto con la sociedad civil y autoridades en México para que las quejas sobre corrupción se transformen en acción. La creación del Sistema Nacional Anticorrupción y la Alianza para el Gobierno Abierto son dos puertas que se abren para que, ciudadanía y autoridades construyan nuevas formas de colaboración que permitan crear mejores políticas públicas y generen mejores condiciones de vida para sus ciudadanos.

En México el camino por recorrer aún es largo. Sin embargo, una sociedad civil cada vez más organizada, autoridades más abiertas y una ciudadanía más consciente del poder que tienen para transformar la realidad; poco a poco van curando los síntomas de esta compleja enfermedad llamada corrupción.

 

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