Paz y Seguridad—Una Deuda Pendiente con Las Mujeres Montemarianas

  • Julieth Conde

Los Montes de Maria es una región ubicada en los departamentos de Bolívar y Sucre, que ha sido escenario de torturas, masacres, violaciones y desapariciones forzadas. La lucha por tener el control del territorio y de las vías para comercializar la droga han hecho que los paramilitares, las guerrillas, entre otros actores hayan cometido actos atroces contra la población. Los Montes de Maria es sin duda una de las zonas más violentas de Colombia.

En medio de este contexto, las mujeres han sido protagonistas y víctimas de todo tipo de agravios que incluyeron no solo el despojo de sus tierras, si no también violencia psicológica, física y sexual. Es así como estos grupos han abusado de las mujeres y han ejercido el total dominio territorial, social, político y económico en la región.

Sin embargo, pese a ese sufrimiento, las mujeres montemarianas han sido mujeres resilientes y luchadoras, porque a pesar de toda la carga emocional que las cobija, han podido organizarse y crear una red de apoyo para construir el tejido social y recuperar su dignidad, su liderazgo y su valor.

El IRI está ejecutando un proyecto para las mujeres en Montes de Maria que contribuirá al desarrollo de políticas de paz y seguridad en el territorio. Recientemente, el IRI visitó seis municipios en la zona: Colosó, Toluviejo y San Onofre en Sucre y San Juan de Nepomuceno, el Carmen de Bolívar y San Jacinto en Bolívar. Durante la visita se realizó un levantamiento de información para revisar cuales han sido los logros y desafíos en materia de género y cuales han sido los temas más relevantes en el periodo de implementación del acuerdo de paz.

Durante las visitas, lo más impactante fue que las mujeres siempre empezaban contándonos sobre las heridas que les ha dejado la guerra, algunas cuentan como asesinaron o desaparecieron a sus esposos, hijos o familiares, otras sobre la violencia sexual que padecieron, algunas violadas, otras obligadas a esterilizarse, a abortar o seguir con embarazos no deseados. “Las mujeres de aquí hemos sufrido mucho, han matado a nuestra familia, somos desplazadas, tenemos miedo y zozobra, estamos marcadas por la violencia, es por esto que agradecemos que estén aquí, porque así hacemos un duelo compartido y vamos sanando nuestro dolor”, recalcó una lideresa de Colosó, Sucre.

Las organizaciones de mujeres continúan luchando por sus derechos y por una vida libre de violencias. Trabajan por mantener su red fuerte para poder enfrentar los problemas que las aquejan por pertenecer a un colectivo de mujeres líderes. Muchas de ellas han sido amenazadas, a otras les han quemado sus casas y otras siguen siendo víctimas de violencia sexual. “Sentimos la presencia de gente mala, volvió el microtráfico de drogas, no sabemos si son águilas negras, delincuencia común, disidencias de la FARC, paramilitares, o todos juntos. Lo cierto es que están mandando pasquines diciendo que harán limpieza en el pueblo” nos comentó una lideresa del Carmen de Bolívar, Bolívar.

Sin embargo, uno de los problemas mayores en la zona es la falta de interés de los gobiernos locales en adelantar acciones para brindarle seguridad a las mujeres; en incluir en los planes de desarrollo local líneas de acción diferencial para ellas con presupuesto designado. En dotar a las comisarías y la inspección de policía con las herramientas necesarias para atender sus necesidades; en tener la voluntad de gestionar la creación de una casa, oficina o secretaria de la mujer. “No tenemos estabilidad económica, no tenemos fuente de trabajo, no tenemos educación técnica. No hay unidades productivas para la mujer. Estamos soñando con unas máquinas de coser, no tenemos talleres de emprendimiento para aprender algo, queremos hacer cosas, pero no tenemos recursos y al gobierno local no le importamos”, dijo una lideresa de San Onofre, Sucre.

La inexistencia de una política pública de género en los municipios no permite que las mujeres puedan adelantar acciones concretas para su desarrollo, como proyectos productivos. “Queremos producir y comercializar lo que producimos, no tenemos un centro de acopio ni para nuestras artesanías ni para nuestros productos agrícolas. A las mujeres víctimas no nos han dado un plan de acción y no tenemos dinero para salir adelante”—San Jacinto, Sucre.

Hoy, en medio de amenazas, persecuciones y presencia de grupos al margen de la ley, las mujeres siguen luchando por tener representación en los cargos públicos, por tener una política pública de género con líneas temáticas sobre empoderamiento y autonomía económica que incluya la creación de la secretaria de la mujer, el funcionamiento de las comisarías y de las inspecciones de policía. Sobre todo, están pidiendo a gritos paz y seguridad, una deuda pendiente con las mujeres montemarianas. Desde nuestro proyecto vamos a acompañar a estas mujeres para buscar solución conjunta con las autoridades nacionales y locales a algunos de los temas pendientes para la zona.

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